Piezas emblemáticas

Cultivando el Xmanikté: flores del bordado maya prehispánico

El bordado es el símbolo más notable de la identidad yucateca.

Esto se debe entre otras cosas, a sus hondas raíces prehispánicas. Eso nos confirma al menos, el cenote de Chichén Itzá, donde encontramos restos de textiles carbonizados bordados con el chuuy kab o bordado de mano, conocido en los libros de bordado como “punto de satín”.

La punta de xmaniktése borda sobre la tela deshilada que las mismas bordadoras construyen picando hilo por hilo
La punta de xmaniktése borda sobre la tela deshilada que las mismas bordadoras construyen picando hilo por hilo
Esta honda antigüedad, permite comprender por qué el bordado ha acompañado a los yucatecos a través de su historia: en la indumentaria, en sus fiestas tradicionales, en sus rituales y en los pasos que marcan su ciclo de vida. También nos explica su presencia en todos los municipios del estado; su riqueza técnica, -la mayor del país-, y hasta la incorporación de varones al bordado de máquina (Kimbilá), o al bordado de punto de cruz (Tahdziu).

En este vasto mundo de bordado, hemos olvidado al xmanikté o xmanikbeen, que constituye un verdadero patrimonio de la cultura maya de Yucatán.

Esta puntada, que no tiene nombre en español, -sólo en maya-, es muy probable que sea herencia prehispánica.

Xmanikté, como se le conoce en algunos pueblos, es el nombre de la flor siempreviva. Xmanikbeen, -que quiere decir perpetuidad-, es como se le denomina en otros pueblos. Observamos que ambos términos aluden a algo que no muere.

Esta técnica, -que es un bordado realizado sobre deshilado-, no se encuentra registrada en ningún libro y todo indica que es una puntada maya de origen prehispánico que sólo existe en Yucatán. Podemos considerar, prestando el término de la biología, que se trata de un bordado endémico.

Textil Carbonizado que se encontró en Chichen Itzá. Actualmente se encuentra en el Centro INAH por restauración
Textil Carbonizado que se encontró en Chichen Itzá. Actualmente se encuentra en el Centro INAH por restauración
Se podría argumentar que no había bordado “deshilado” en la antigüedad. Pero aunque no era auténtico deshilado,-porque no se deshilaban las telas-, sí se construían las condiciones en la urdimbre*, para unir hilos de modo que se formaban ojillos -usando agujas de hueso o madera-, que parecen deshilados. Las telas carbonizadas de Chichén Itzá son claro ejemplo de lo que digo, ya que muchas tienen “deshilado”.

En el Gran Museo del Mundo Maya de Mérida hay una pieza (que actualmente está en el Centro INAH porque se está reparando la base que la sostiene), que muestra claramente el trabajo “deshilado” al que estoy aludiendo.

Y a propósito de los textiles del Gran Museo, entre los vistosos hipiles que allí se exhiben, se encuentra el único hipil de xmanikté expuesto en el mundo, y aprovechamos este párrafo para promoverlo entre nuestros lectores para que vengan a conocer esta hermosa y única pieza.

El xmanikté es una puntada en peligro de desaparecer, porque son pocas las bordadoras que lo hacen hoy, debido a su complejidad. Las compradoras suelen no pagar lo que cuesta su elaboración porque ignoran el trabajo que involucra y su rareza.

Hace varios años, cuando dirigí una asociación que trabajó con bordadoras (Tumben Kinam), promoví la capacitación de un grupo en el que se encuentran las tres bordadoras que confeccionaron el hipil del Museo: Malena Cocom, Jeimi Euan y Verónica Cocom. Ellas han capacitado ya, a más de 10 grupos de bordadoras en distintas comunidades y con ellas estamos elaborando desde el Museo, un manual sobre el xmanikté, para documentar la puntada.

Esperamos que este tipo de acciones permitan que la flor siempreviva, que no es otra que el xmanikté, le haga honor a su nombre y que siga floreciendo a través de los siglos para que nunca se marchite.

*Conjunto de hilos colocados en paralelo y a lo largo en el telar para pasar por ellos la trama y formar un tejido